lunes, 9 de agosto de 2010

Todo lo demás es lluvia,
pasos de agua lenta,
pueblo vacío,
tiempo
No nos abandona
esta herida dulce
y el cielo se tiñe
con cada árbol caído;
aquellos hombres,
hacia el horizonte,
aún tienen fuerzas
para mendigar
la sangre del hijo
Sea tu silencio, respuesta a la hoja que
alcanza al fin el río.

Sea tu movimiento, por el que morder la mano que te alimenta
y mirar,
mirar cómo se pierde tu ropa y tus labios.

Sea tu desnudez y tu danza, una tormenta repentina
en el envés de una sonrisa