Nuestra casa era difícil de encontrar,
y el camino, los puños cerrados
y los gestos sobre una mesa vacía,
todo demasiado difícil de explicar un día
como hoy,
la puerta entreabierta sólo para los que no supimos
cuál era la pregunta.
Aun así, entramos,
y entramos equivocados.
¿Una recompensa?¿Una crecida
sin misericordia, una cordillera
que crece como un hijo?
Un día levantaré mudo,
y los ríos vendrán por los pasillos.
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