skip to main |
skip to sidebar
Todo lo demás es lluvia,
pasos de agua lenta,
pueblo vacío,
tiempo
No nos abandona
esta herida dulce
y el cielo se tiñe
con cada árbol caído;
aquellos hombres,
hacia el horizonte,
aún tienen fuerzas
para mendigar
la sangre del hijo
Sea tu silencio, respuesta a la hoja que
alcanza al fin el río.
Sea tu movimiento, por el que morder la mano que te alimenta
y mirar,
mirar cómo se pierde tu ropa y tus labios.
Sea tu desnudez y tu danza, una tormenta repentina
en el envés de una sonrisa
Si los milagros existen,
deben malvivir en los labios resecos
de una anciana;
yo los buscaría lejos del agua,
nunca aquí.
El arroyo se
pierde, mis manos
hundidas en el suelo
Meter la frente
en el negro caudal,
limpiar las manos